Hispano con 99% de chance de ser deportado, venció al sistema y se queda
Sobrevivió unos años como trabajador agrícola y después se mudó a Birmingham, donde encontró trabajo en restaurantes chinos. Trabajaba 12 horas al día y recibía ayuda de vecinos y amigos para poder criar a los pequeños.
Tenía, además de la incertidumbre y miedo constantes por ser inmigrate, un problema extra. Su pequeñito siempre estaba enfermo. Hasta que le diagnosticaron el síndrome de Klippel-Trenaunay, un trastorno muy raro que afecta los vasos sanguíneos y los tejidos blandos.
Tuvieron que operar al hijo de Aldana varias veces para abordar las complicaciones del trastorno. Pero sus problemas de papeles ya le estaban pesando mucho.
Así que, como sus dos hijos eran ciudadanos, Aldana decidió contratar a un abogado y obtener un estatus legal.
En realidad, el abogado empeoró las cosas para Aldana. Lo puso en el radar de las autoridades de inmigración, y luego ignoró las audiencias, poniéndolo en peligro de deportación.
Pero Ángel Aldana confiaba en su abogado… hasta que descubrió que había sido engañado después de ver a Cooner en las noticias. Su abogado había sido acusado de robo y de práctica no autorizada de la ley.
Fue entonces cuando apareció Jessica Vosburgh, abogada y directora ejecutiva de Adelante Alabama, una organización de derechos de los inmigrantes, en la vida de Ángel Aldana.
Si Vosburgh pudiera probar que su expulsión causaría “dificultades extremas y excepcionalmente inusuales” a sus hijos ciudadanos, se le podría permitir quedarse.
El gobierno federal limita el número de cancelaciones de expulsión a 4.000 cada año. Charles Kuck, un abogado de inmigración con sede en Atlanta, ha manejado cientos de estos casos y dijo que son excepcionalmente difíciles de probar. /Agencias.
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