El yate de una de las familias más ricas de México participa en rescate de migrantes en Grecia

El yate de una de las familias más ricas de México participa en rescate de migrantes en Grecia

Esta semana se registró uno de los peores naufragios en el país europeo.

El yate de una de las familias más ricas de México participó esta semana en un operativo que permitió rescatar en Grecia a 106 migrantes, mientras que otros 79 fallecieron y cientos más permanecen desaparecidos.

Se trata del Mayan Queen IV, propiedad de la familia Baillères que, de acuerdo con la revista Forbes, acumula una fortuna de 6.900 millones de dólares gracias a que, a través del Grupo Bal, posee la lujosa cadena Palacio de Hierro, que opera 570 tiendas en todo el país latinoamericano.

Estos datos la convierten en la quinta familia más rica de México, lo que explica que pueda mantener en Europa una lujosa embarcación de 93 metros y 20 camarones que está valuada en 175 millones de dólares, además de que su mantenimiento cuesta entre 15 y 20 millones de dólares anuales.

El emporio que hoy encabeza el empresario Alejandro Baillères también controla Industrias Peñoles, que es la segunda minera de México y que principalmente produce plata; además de casas de bolsa y la aseguradora Grupo Nacional Provincial.

Emergencia migratoria

El yate se encontraba navegando aguas europeas cuando la guardia costera de Grecia lanzó el miércoles una señal de emergencia a la que se sumaron otras dos embarcaciones.

La alerta fue provocada por el hundimiento de un pesquero en el mar Jónico, proveniente de Libia, y en el que las autoridades estiman que viajaban entre 400 y 750 personas que tenían como destino final Italia.

La Organización Internacional para las Migraciones (OIM), que depende de Naciones Unidas, ha reportado que desde 2014 han muerto en el Mediterráneo alrededor de 20.000 personas migrantes, en tragedias que pudieron ser evitadas. 

De hecho, en abril pasado, esta organización denunció que en el primer semestre de 2023 se registraron 441 muertes en el Mediterráneo central, lo que lo convirtió en el período más mortífero desde 2017.

Según la OIM, las pérdidas de vidas pudieron evitarse si los Estados hubiesen dado respuestas más efectivas, en lugar de obstaculizar el trabajo humanitario de organizaciones no gubernamentales.

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